sábado, 8 de noviembre de 2008

Y es que...

De rato en rato se me ocurre caminar por las calles desoladas de la ciudad. Es como si el peligro que ofrece esta este lugar me incitara a acercarme.

Y normalmente en esos paseos suelo sorprenderme.

Como de costumbre salí de la academia, con rumbo desconocido. Recordé que había quedado con una amiga para ayudarla en su actual tema amoroso (quizá ya no tan actual). Luego de la charla y acompañarla a tomar su respectivo medio de transporte, decidí caminar un rato en el medio de la Arequipa.

Como toda caminata, uno empieza a mirar a sus derredores, buscando algo que le llame la atención. Putas buscando clientela, mendigos durmiendo en plena acera, niños trabajadores a cargo de combis o simplemente esperando misericordias por parte de los transeuntes... De todo puedes encontrar en esta loca ciudad.

Javier.

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