viernes, 21 de noviembre de 2008

Pensar, saber, creer... y muchos otros derivados.

¿Qué pienso? Pienso que pienso tal vez... ¿o pienso en el pesar de no pensar? Imagino que las verdes praderas son algo más que un simple engaño, pues... ¿De qué color serán para una mariposa?¿Significarán lo mismo? Es más... ¿Podrá una mariposa darse cuenta de todo esto?¿Podrá una mariposa... “pensar”... como yo lo hago?¿Cómo saberlo?¿Acaso queda descartada esa posibilidad solo por aspectos de biología? Es imposible que unos ojos como tales hayan sido otorgados para un ser que no los sabe aprovechar... pero acaso “sabe” el don que posee? Será normal para su existencia, pero para nosotros es algo descomunal, maravilloso, un gran enigma que escapa a nuestro entendimiento pues no podemos imaginar algo que va más allá de nuestra percepción, por más fantasiosos que seamos... imaginar un color que no sea como los que vemos siempre es totalmente imposible... Entonces... ¿Cómo esperamos que una mariposa “sepa” lo que nosotros “pensamos”?¿Cómo sabemos que no sabe lo que nosotros creemos pensar? Si pudiera ver todo lo que la mariposa ve... tal vez el arco iris sería más hermoso y cada estrella ¿Tendría un color diferente?¿Cómo sería la luz del sol? Pienso en todo esto y creo creer que estoy pensando en eso de verdad... ¿pero cómo pensar en algo que desconozco? Me enredo a mí mismo con estas especulaciones pero... ¿Por qué? Si al final el saber es algo tan efímero, cual paso de una estrella fugaz, breve pero hermoso, increíble, una prueba de la armonía y la belleza del universo que nos rodea...

Aster.

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