viernes, 14 de noviembre de 2008

Fantasía (o, simplemente, inocencia).

Me sumergí en estas fantasías hace ya mucho tiempo, este mundo diferente ya no se hace extraño a mis ojos. Caminando solo por las vacías avenidas, me reconforta oír el canto de un ave en medio del silencio. A veces me gustaría volver a ser un niño, atrevido, convencido de que la vida es dulce, rosa y tierna. Me gustaría también que el único dolor que pueda sentir sea el físico, pues el corazón es el más débil ante las dificultades...


Quiero pararme al borde del acantilado, rígido, sin dar un paso atrás, sin dudar de mí mismo. Quiero creer que el sol saldrá todas las mañanas del desván y la luna siempre estará reposando en el diván para cuando quiera verla. Quiero siempre tener recuerdos jóvenes, para que me alegren los días en que el cielo es gris. Quiero sentir mis cabellos húmedos en una noche lluviosa, pero el corazón caliente.


Yo de niño tenía tantas ilusiones... aún las conservo, pero no es como antes. Me gustaría que cuando alguien te da la espalda, sea interpretado como un “Ven, sígueme.” Quiero ser como un cachorro, corriendo libre por las praderas, dormir bajo el infinito manto de estrellas y ese fondo azul marino. Sueño con que lo que dicen los libros es verdad, que esas historias no son simplemente fruto de la imaginación...


A veces recuerdo momentos felices y sonrío, me siento contento, como lo estaba aquellas veces y me lleno de esperanza al pensar que aún queda mucho por vivir.


Quiero correr tras una estrella fugaz y alcanzarla con la yema de mis dedos. Quiero seguir siendo un poeta y dibujar el mundo con palabras... quiero que todos entiendan mi fantasía... para poder hacer una realidad mejor.

Aster.

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