sábado, 15 de noviembre de 2008

Mi dudosa realidad

Señoras y señores -escuchabas una voz por el altoparlante-, bienvenidos a otra función. Les recordamos que su vida ha sido comprada gracias a nuestros engañosos pero leales auspiciadores. Sirvanse sentarse en las sillas de siempre, en la posición de siempre y con la pantalla de siempre. Usualmente solemos cambiarla para su "comodidad", mas nosotros siempre nos quedaremos con lo ultimo, lo mejor. Les daremos nuestras sobras tecnológicas, por un precio al que todos se veran tentados. ¡Pero eso no importa! La película está por comenzar.

Para felicidad del locutor, casi nadie llegó a escucharlo. Sus palabras solo habían merodeado paredes.

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Pasaron unas horas cuando de repente la proyección se vio negra y a continuación nuevos vocablos se escucharon:

"Lamentamos informarles que el cine se ha acabado por hoy... Y para siempre. Todo lo que queda es destruir este edificio, volverlo una nimiedad. Por consiguiente, al no pertenecer a esta empresa, ustedes permaneceran acá, pues así sus bocas callaran ideas que sean desfavorables para mi y mis compañeros."

La gente estaba atónita con este último anuncio. Mas cuando empezaban a reaccionar el discurso se alargó más.

"Los impuestos para mantener este lugar en pleno funcionamiento se han incrementado a tal magnitud que se han hecho, literalmente, inaccesibles en todo sentido. Ahora solo nos queda buscar otro lugar donde podamos volver a empezar desde cero. Tal vez no lo logremos, pero la prioridad es Nosotros y no "ustedes". Gracias por su atención y hasta luego."

Y justo cuando se armaba la rebelión...

Explotó

Javier.

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