domingo, 21 de diciembre de 2008

Impulsos.

¿Qué pasa cuando nuestros impulsos nos toman del cuello con fuerza?¿Podrán los genios hacer algo contra eso? Solo basta con mirar un poco alrededor de uno mismo para terminar de perder la esperanza que se muere cuando uno se mira a si mismo. Es más que suficiente contemplarse los ojos en el espejo y luego ver los de un niño, para percatarse de toda la inocencia que hemos perdido a lo largo de los años, todos esos sueños que se rompieron y nunca se juntaron las piezas. ¿El cuerpo es una bendición? Para nada, es un castigo, son grilletes que nos atan al deseo y nublan la inteligencia que se nos ha dado, a nosotros humanos, pero que no aprovechamos... que anulamos completamente por nuestros caprichos y vicios... Pero... La tierra de "Nunca Jamás”... va más allá que un simple cuento para niños. Es un mensaje para los débiles, los que no tienen voluntad, que no usan su inteligencia para lo que debe ser usada: para crear, para inventar, para soñar y no despertar... para imaginar, para no saber, sino descubrir... para no aprender, sino deducir...
Pero no, nadie hace eso... y los que lo hacen, son condenados a la hoguera de la indiferencia, la marginación y la atribución de adjetivos como: loco, drogadicto, vago, etc... Pero hay veces en que me gusta buscar la esperanza esmeralda en cada rincón de mi habitación, aunque sé que no la encontraré nunca... y lloro. Lloro por la muerte de mis sueños, marchitos, me lanzo a los brazos de la despreocupación buscando consuelo, reprochándole a la vida por ser tan injusta... sin darme cuenta que es la salida más cobarde que alguien puede tomar.
Empiezo a arrancar los pétalos de una rosa, uno por uno, rogándole al azar que le conceda al último de estos el honor de hacer que de mis labios salga un “me quiere”, para así tener un motivo por el que sonreír en medio de la oscuridad de este mundo, que cada vez sufre más por nuestra culpa, cada vez su lástima hacia nosotros se acentúa más... que trata de tendernos una mano dulce envuelta en gotas de lluvia... y nosotros le damos la espalda, nos concentramos en utilizar lo que podemos y a quienes podemos para beneficiarnos, conseguir nuestro egoísta placer... y luego desecharlos... me da vergüenza ser humano a veces... tanta vergüenza...

Aster.

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