Llega la hora. Me pongo un gorro y echo a caminar a solas conmigo. Me entretengo con la neblina que creo. Como se pierde en la inmensidad de la noche, haciendo remolinos donde suelo soñar.
Veo su rostro entre gota y gota. Sabiendo que es solo mi imaginacion me meto un balazo y sigo adelante. Que feo es morir asi...
No hay rayo del sol en el horizonte. Yo y mi camino. Y bajo esta penosa lluvia, entre poste y poste, pienso en que no podre volver
domingo, 25 de octubre de 2009
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