sábado, 9 de mayo de 2009

El borracho

Pupilas perdidas en el reencuentro,
iris cohibidos se encogen.
El hombre queda mudo en descontento,
pidiendo la sétima de la noche

Abre la puerta después de porrazos
y queda ciego de agonía.
Llora y llora, y en pleno llanto
lo agarra la melancolía.

Apoya su cuerpo en plena vereda, como esperando que la luna caiga.
Que lo aplaste, que lo mate.
Que le diga adiós y le devuelva vida.

Y sigue la noche,
con espectros andantes
Los persigue, les habla
y no pide perdón, por él y sus porquerías.

3 comentarios:

  1. es de lo más Baudelariano. Me gusta :-)

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  2. Gracias por la recomendación =)

    A mi también me encanta tu blog
    sigue así



    ;)

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  3. mi amiga me va a prestar Tokio Blues !!

    ojalá lo termine antes que acabe la semana para contarte cómo me pareció =)

    saludos

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